En la época actual, en la que es preciso ahorrar en recursos energéticos, además de prevenir la contaminación, la tecnología que se utiliza para medir los gases que se emiten a la atmósfera cada vez es más importante. Nos referimos al analizador de combustión.
Los analizadores de combustión cumplen, principalmente, dos funciones:
- Evitar que los sistemas de combustión emitan más emisiones contaminantes que las imprescindibles.
- Hacer un uso más eficiente de la energía.
Por lo general, funcionan de una manera muy similar: tomas una muestra con el analizador de combustión de los humos que salen por el conducto o las chimeneas y obtienes cuál es la composición de la combustión. A partir de estos datos, deducimos si la combustión es correcta o hemos de corregir algún aspecto.
Los analizadores de combustión más comunes vienen provistos, además, de una sonda termopolar, que permite conocer la temperatura a la que salen los gases y, a partir de unas mediciones de la temperatura ambiente y del análisis de los gases, te ofrece un rendimiento de la combustión.
Este tipo de aparatos debe ser calibrado una vez al año, aproximadamente, para cumplir con las normativas mundiales.
La reducción de la emisión de gases y hacer un consumo más eficiente de la energía son dos aspectos que traen de cabeza a los gobiernos. En la Directiva 2002/91/CE, de eficiencia energética en los edificios, por ejemplo, se refleja la necesidad de realizar una inspección periódica de las calderas que funcionen por medio de combustibles no renovables, tanto líquidos como sólidos y con una potencia comprendida entre 20 y 100 kW (cada dos años, por norma general; y 4, para las de gas). Con los analizadores de combustión correctamente calibrados, esta inspección puede realizarse con todas las garantías y podremos conocer su rendimiento y las emisiones de CO2.